lunes, 14 de noviembre de 2011

Papá Noel, Los Reyes Magos y El corte Inglés

Desde hace dos semanas no paran de llegarme catálogos de juguetes al buzón, en la tele los anuncios de perfume se cuentan por docenas y el consumismo se huele ya en el ambiente... No hace falta que pongan el alumbrado ni anuncien el turrón, la Navidad ya está aquí, o al menos parte de su espíritu. Y no me refiero a esa parte del espíritu navideño que nos mueve a apadrinar niños, ser más solidarios (al menos por unos días), amar al prójimo, sacar nuestro lado más bondadoso... bla, bla, bla. Me refiero al verdadero espíritu navideño, el que más se ve: ¡compra!, ¡compra!, ¡compra!... "Ya es Navidad en El Corte Inglés".

Dejando de lado el carácter religioso de dicha época del año, la Navidad ha venido siendo una época melancólica, en la que se echaba de menos a los seres queridos, se ayudaba al necesitado y se intentaba acercar lo más posible a la familia. Sin embargo, desde hace años (al igual que otras muchas celebraciones) se ha convertido en una extensión más del consumismo en el que estamos inmersos. Se ha traducido en "cuánto más quiero a mis seres queridos, más regalos les compro" y por tanto, más engordo al Corte Inglés (y multinacionales en general, claro).

Habría que pensar realmente si nos sentimos más queridos por recibir una gran cantidad de regalos en una determinada fecha del año, o qué le estamos enseñando a las futuras generaciones que en estas fechas reciben regalos hasta la saciedad, o cómo se sienten los que por culpa de la crisis estas navidades no van a tener tantos regalos... Qué sentido tiene gastar y consumir durante dos semanas como si no hubiese mañana y el resto del año no llegar a fin de mes...

¿Tiene más valor ir a un centro comercial y gastarse la paga extra (quien la tenga) en regalos o es más valioso pensar en algo no material que necesite esa persona a la que queremos demostrar nuestro afecto y ofrecérselo?

No digo con esto que yo no compre regalos, ni que piense que esté mal hacerlo. Solo reflexiono, me siento en mi "rincón de pensar" y pienso. Y como adelanté en la primera entrada de mi blog, "empiezo por mí", no escribo para convencer a nadie, sólo pienso en voz alta y ya cada cual con sus acciones.

Por una Navidad menos consumista.

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